Imaginen, una silla normal, ahora, pónganle cientos de clavos al rojo vivo y afilados como los colmillos de una serpiente, sentarte una vez, y otra, y otra, ¿soportarías el dolor? Probablemente no, pero el torturador disfrutará viendo como sangras.
El torturador que creó esto, no se si darle mi enhorabuena, o tacharlo de enfermo
-Alber
No hay comentarios:
Publicar un comentario